La personalidad Cerato es notablemente insegura e indecisa. Nos encontramos ante un patrón netamente mental, donde la persona Cerato no confia en su propia intuición, ni escucha esa información que recibe de su ser interno. La consecuencia es la falta de criterios personales, lo que le lleva a pedir permanentemente consejos a los demás. Recurre constantemente a otras personas, que por lo general parecen mas seguras; sin tener en cuenta que los demás no tienen todas las respuestas, y puede ser mal aconsejada.
Al tomar una decisión, el Cerato no es como el Scleranthus, que duda y no pueden decidirse. La persona Cerato puede llegar a tomar una decisión sin problema, pero después empieza a llenarse de dudas y ya no están seguros si la decisión que tomaron fue la correcta. En ocasiones esas dudas que los atenazan, suele hacer que escojan la decisión menos adecuada, lo que refuerza su problema.
Son fácilmente influenciables, dependiendo demasiado de los consejos de los demás. Escuchan a todo el mundo, menos a sí mismos. Su propia falta de autoestima los hace admirar y confiar demasiado en los que tienen fuertes puntos de vista, por lo que fácilmente pueden ser conducidos a dificultades por esta causa. A veces van a hacer casi cualquier cosa buena o mala para ellos, si el argumento es lo suficientemente fuerte. El Cerato no confía en su buen juicio, y en lugar de tener sus propias opiniones, a menudo cita lo que otros han recomendado o dicho. Las ideas y opiniones de los demás son demasiado importantes para ellos, y esto los priva de su propia personalidad. Ellos siempre tendrán una excusa para todo lo que hacen.
La falta de puntos de referencia internos, personales, lo llevan en otras ocasiones a dejarse influir en exceso por modelos externos mediáticos; como las modas, televisión y naturalmente la publicidad. Cerato por tanto es influenciable y voluble, por lo que ha sido comparado con una veleta, que cambia de orientación según el viento que sople.