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Las flores de Bach no actúan a través de principios bioquímicos, ni moleculares. Si se hiciese un análisis químico de un botellín de stock, el resultado sería el siguiente: agua y coñac.
Sin embargo, los elixires florales, ajenos a toda ciencia han venido actuando desde hace mucho tiempo con mucha eficacia. Los estudiosos del sistema coinciden en que se trata de una terapia vibracional, o energética.
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Bach escribió en este sentido en 1934:
"A través de su alta vibración, determinadas flores, arbustos y árboles silvestres de un orden superior, tienen el poder de aumentar nuestras vibraciones humanas y dejar expeditos nuestros canales a los mensajes de nuestro Yo Espiritual, inundar nuestra personalidad con las virtudes que nos son necesarias y de ese modo lavar los defectos (de carácter) que causan nuestros males. Como la buena música u otras cosas grandiosas, capaces de inspirarnos, las flores están en condiciones de elevar nuestra personalidad y acercarnos más a nuestra Alma. De este modo nos brindan paz y nos liberan de nuestros padecimientos. No curan atacando directamente la enfermedad, sino invadiendo nuestro cuerpo con las bellas vibraciones de nuestro Yo Superior, ante cuya presencia la enfermedad se derrite como la nieve al sol. No hay una verdadera curación sin un cambio en la orientación de la vida, sin paz en el alma y la sensación interior de felicidad"
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A diferencia de casi todos los demás sistemas occidentales, Bach parte en su diagnóstico de un dominio superior de causas. Bach se orienta por los síntomas negativos, que como consecuencia de un obrar contradictorio entre las intenciones del alma y la personalidad, pueden convertirse finalmente en causas de enfermedades corporales.
Estos estados anímicos negativos no se combaten como si fueran síntomas, ya que de ese modo se los mantendría energéticamente; sino que se los inunda de vibraciones energéticas armónicas superiores.
Las flores utilizadas por Bach provienen, como él dice, de determinadas plantas de orden superior. Cada una de ellas materializa un determinado dictado del alma o vibración, expresado energéticamente, en una determinada frecuencia. Cada uno de estos dictados del alma vegetal coincide con un determinado dictado del alma en el hombre; así como en una determinada frecuencia energética en el campo de energía humano.
Si en un determinado dictado del alma humana o potencial energético existe un conflicto entre las intenciones del alma y la personalidad, la frecuencia de la vibración se distorsiona. Esta distorsión influye sobre todo en el campo energético humano; o mejor dicho, afecta al estado anímico total del individuo. Las esencias de flores de Bach, restablecen, como si fuese un catalizador, el contacto entre alma y personalidad, bloqueado en ese punto. Como consecuencia, allí donde reinaba la falta de armonía, vuelve a fluir la vida. |
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Desde la confusión y limitación propias del ser humano, la personalidad encuentra otra vez el camino de vuelta a los potenciales del alma, o a las virtudes que dan sentido a nuestra existencia en este planeta; y le brindan armonía.
Cuando el cuerpo físico de una persona está sano, vibra en una determinada frecuencia energética dominante. Del mismo modo, cuando enferma, lo hace en otra diferente.
Además del cuerpo físico, interconectado con él; existen otros cuerpos o estructuras energéticas de carácter más sutil, por lo que resultan generalmente invisibles al ojo humano. Sin embargo, estas estructuras, al menos las más densas de ellas (como el aura), se pueden registrar con otros sistemas, como por ejemplo la cámara Kirlian. |
Es muy importante entender, que estos cuerpos sutiles tienen diferentes densidades energéticas (frecuencias vibratorias diferentes); compartiendo un espacio común. De hecho, el cuerpo físico también forma parte de este territorio compartido.
La verdadera naturaleza de la realidad y lo que percibimos con nuestros embotados sentidos son dos cosas diferentes. Además, nuestros bloqueos, defectos, mecanismos de defensa y otros elementos de nuestra personalidad, actúan limitándonos excesivamente.
Los cuerpos sutiles y sus campos energéticos correspondientes, preceden en realidad a la formación del cuerpo físico. Al cual debemos, en la línea de Bach considerar como un mero vehículo para la expresión de las energías de una conciencia superior.
Los cuerpos etérico, astral y mental, poseen chackras que son centros de energía. Los chacras son verdaderos nudos de comunicación entre los distintos cuerpos. También cumplen la función de traducir la frecuencia de la energía sutil en su paso de un cuerpo a otro. Cada chackra está asociado a un centro nervioso y glandular del cuerpo físico. |
Es importante entender al ser humano como un SISTEMA ENERGÉTICO MULTIDIMENSIONAL de planos interconectados y superpuestos, donde no existen compartimentos estancos, predominando la comunicación por multitud de redes y circuitos de todo tipo.
Las Flores de Bach como a estas alturas ya podemos deducir, tienen un efecto real sobre todos los cuerpos sutiles ya que contienen energía viva de alta frecuencia. También pueden actuar a nivel físico, tanto directamente, como a través de los cuerpos sutiles.
Mediante estas nociones podemos entender el significado profundo y la dimensión de este sistema, y ver como Bach entendió que su medicina funcionaba por el método vibracional. Todos los organismos vivos pueden beneficiarse de esta terapia y esto incluye plantas y animales. |
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Aunque estos últimos no puedan ser interrogados, sin embargo, pueden experimentar muchos estados equiparables al ser humano: agotamiento, inadaptación, estrés, agresividad, ser influido exteriormente, etc. Existen bastantes experiencias en este campo. Tratando a estos seres, del mismo modo en que ocurre en tratamiento de bebes, donde se comprueba que los remedios florales no actúan por sugestión o "efecto placebo". Esto viene reforzado además porque los resultados suelen ser más rápido y a menudo espectaculares.
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