Los aceites esenciales que han de utilizarse en aromaterapia para conseguir los mayores beneficios terapéuticos, han de ser aquellos que procedan de la naturaleza misma. Nosotros como parte de esta, somos plenos receptores de esas propiedades que la naturaleza nos ofrece; a través en este caso, de los aromas. Y engañarnos, utilizando aceites sintéticos mas baratos procedentes de laboratorios, no nos beneficia, al contrario nos perjudica.

     Por ello no han de contener colorantes, ni aditivos o diluyentes químicos, ya que estos pueden dañar los tejidos al ser absorbidos por la piel y penetrar en el cuerpo provocando algún tipo de alteración.

     Hoy día en los laboratorios se pueden analizar los componentes de los aceites esenciales, y combinar esos componentes químicos individualmente en las proporciones adecuadas para obtener aromas artificiales como los utilizados en perfumería y cosmética, higiene y limpieza, alimentación, etc...

     Pero la aromaterapia (curación a través de los aromas) es otra cosa. Y los aceites esenciales artificiales, aunque son mas baratos y a veces consiguen reproducir con exactitud el aroma de la planta en cuestión, no posee su poder terapéutico ni la energía sutil de esta. Algo tan importante, como por ejemplo, en las terapias con flores de Bach. Para una fácil comprensión de lo que queremos hacerles entender, la copia sintética de un aceite esencial es algo artificial que carece de vida o propiedades medicinales. Mientras que las esencias naturales, conservan las propiedades de la planta y su energía vital.

     Hay infinidad de aromas artificiales que se venden como naturales por su gran parecido con el aroma original. Como orientación aquí les dejamos una muestra de aromas pretendidamente naturales que no lo son: