En magia se utilizaba muchas veces asociada al Acebo en rituales de amor y fertilidad. También como planta de protección y renacimiento espiritual. Colocada en el hogar, repele la negatividad y atrae protección. Se cree que el lugar en que crezca o se siembre hiedra quedará protegido contra las fuerzas negativas y los desastres. Su nombre celta es Gort. El crecimiento en espiral de la Hiedra se relaciona con la espiral de la vida y el aprendizaje. Simboliza la humildad y la perseverancia, pues inicia su vida como planta débil y poco a poco va adquiriendo resistencia y fortaleza.
Planta vinculada al solsticio de invierno. La Hiedra estuvo consagrada a Mercurio, dios del comercio en la antigua Roma. En los “Idus de mayo” los comerciantes ofrecían incienso al dios, asperjaban sus casas, enseres y persona con hojas de Hiedra empapadas en agua de la “fons Mercurii” y solicitaban al dios perdón por sus perjuros, además de felicidad en sus negocios. Con Hiedra también se tejía la corona de Baco, dios romano equivalente al Dioniso griego, protagonista de las “bacanales”, sus fiestas mistéricas.
A la Hiedra se la llamaba “cissos, cittos y dionysia” en griego, porque estos tres nombres aludían antiguamente a Baco. Coronándose con ella los sacerdotes de Baco, de donde también ha venido a colgarse en las tabernas.
En Montenegro, el día Navidad, existía la costumbre de adornar las casas con ramos de hiedra para protegerse durante el año entrante los males que pudieran enviarles sus enemigos con poderes ocultos. En ciertos pueblos de Alemania todavía subsiste la costumbre de pasar la primera leche de la vaca a través de una corona de Hiedra porque suponen que así el animal dará el resto de su vida leche buena y abundante sin sufrir enfermedad alguna.
En el Parque Natural de las Hoces del Duratón, existen Hiedras milenarias que se consideran contemporáneas de San Frutos, y por esta razón se las tuvo durante siglos por sagradas.
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