Aporta protección y seguridad a personas intranquilas, con sentimientos de rencor, falta de apertura emocional, miedo a relajarse y sentir allegría o carencia de amor por uno mismo y hacia los demás. Ayuda a personas con sentimientos de indefensión, bloqueadas física y psiquicamente, con vejez prematura y anulación personal. Con su energía purificaremos cuerpo y mente, logrando una visión más vital, consciente y espiritual de la vida.
Se decía que, "el Fresno era un excelente remedio contra el veneno de las serpientes, y tanto, que en todo lo que ocupaba su sombra, jamás se veía animal venenoso"; de esta vieja creencia deriva la antigua superstición de trazar un círculo con hojas de Fresno para inmovilizar a las temidas víboras.
En algunos pueblos, se le atribuía la mágica virtud de combatir la esterilidad.
En magia, lo utilizaremos para el despertar del poder de sanación y del amor. En trabajos de curación física. Para incrementar nuestra energía vital. Si rellenas o metes dentro de la almohada unas hojas de Fresno, tendrás sueños reveladores y protección psíquica.
El Fresno estuvo dedicado a Poseidón, dios griego del mar, de las tempestades marinas y de las aguas, cuyos remos y lanzas estaban hechos de esta madera. Poseidón, nació de Cronos y Rea. Tras el asesinato de Cronos heredó el dominio del mar. El tridente, símbolo de su realeza, no aparece en las antiguas iconografías mesopotámicas. Posee el don de la metamorfosis, que comparte con las otras divinidades y genios marinos, y se le atribuye el origen de muchas genealogías divinas y humanas tenidas de sus amores con diosas, nereidas y mortales.
En la mitología escandinava. Para los hiperbóreos la concepción mítica del árbol del mundo (un Fresno), está especialmente vinculada a Odín. Se trata de una reminiscencia de las creencias chamánicas y de las prácticas de los pueblos circumpolares. Una de sus raíces alcanzaba el Hel, otra el reino de los gigantes y la tercera el reino de los hombres. Éstos se reunían cada día junto al árbol para recibir la inspiración del dios. Las normas estaban al cuidado de su riego y por ello regían el destino del universo. En sus ramas anidaba Vedrfolnir, el halcón que informaba a la diosa Frija de cuanto acontecía en el mundo, mientras que el dragón Nidhoggr corroía sus raíces. |
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